Prefiero matar sin ver los ojos de mi víctima. Prefiero refugiarme en el anonimato y recoger la recompensa de mi trabajo. Prefiero no darle otro nombre a la víctima más que «Flor». Y prefiero no ponerles rostro a los amigos y familiares de la flor, que llorarán y odiarán sin reparo a causa de mi «travesura». Para mí, todos ellos son la «Anciana», y esa triste imagen es más que suficiente, una alusión a la que temo pero también a la que busco para pagar por lo que he hecho.
(...)
Por eso no quería venir aquí, porque sabía que esta noche no sería «sicario» que trabaja para ganarse el pan, sino un «asesino» más en esta guerra. Pero en realidad no tenía otra opción, ¿verdad? Porque al fin la imagen de la anciana me está alcanzando, por fin podría verle el rostro y los ojos rojos a causa del llanto. Al fin podría distinguir a la persona del jardín que llora... si busco mi reflejo en el espejo. Al fin, yo podría convertirme en la anciana.
El canto del Dragón: ¡Terminada mi séptima novela!
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El canto del DragónEs hora de que los Dragones elijan un camino para que el
mundo empiece a avanzar sin ellos. Sin importar lo que elijan, los tres
jueces ...
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