La cabeza se irguió con tal fuerza y velocidad que Darius tuvo que echarse para atrás para evitar que le golpearan la barbilla, pero al hacerlo perdió el equilibrio. Por un momento pensó que se caía de espaldas por su propia inestabilidad, pero al instante siguiente se dio cuenta de que no era su culpa. Era Sakti. La muchacha se había erguido y lo había empujado con intención. Cuando el profeta quiso preguntarle por qué lo había hecho, Sakti se lanzó sobre él con una pierna a cada lado de su cuerpo, inmovilizándolo. Luego, con el brazo derecho, presionó con fuerza uno de sus hombros para evitar que se levantara, mientras que la garra izquierda rodeó su cuello.
—Cállate, cállate, cállate. ¡Deja de observarnos! ¡Deja de estudiarnos! ¡No es de tu incumbencia! —vociferó la joven.
En noticias que detallaré -quizá- en otras entradas... ¡Estoy corrigiendo -otra vez- el segundo tomo! Y no me gusta nada lo que estoy viendo :s
Capítulo 3: Sekmet
Fecha de publicación: viernes 22 de abril, 2011
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